Pero nuestro amigo de Birmingham de hoy tiene todo lo que hace falta: descaro, poca vergüenza y mucha cara. Decidió vestirse de maniquí y se paró en los baños públicos del supermercado local y de su universidad. Evidentemente se colocaba en el lado de las mujeres y les sacaba fotos por debajo de la puerta.
El chico consiguió un disfraz muy creíble, eso o que las inglesas no se enteran de nada, y consiguió pasar desapercibido durante mucho tiempo, hasta que un día alguien se dio cuenta de que eso de los maniquíes en los baños era un poco sospechoso y descubrieron que era un chaval de 22 años.
La policía le metió en la cárcel pero finalmente ha sido liberado con el castigo de no poder volver a acercarse a los baños públicos. El chico ha asegurado que esto le va a venir bien porque así dejará de hacerlo, algo que antes no podía hacer por su cuenta. Si es que al final, el pobre chaval era un esclavo de la sociedad de hoy en día que le obligaba a espiar a las mujeres en los baños públicos.
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